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De vez en cuando me tirita una oreja y el león de abajo me grita al oído. Debo permitirle humillarme y ser parte de su dieta psicológica. Cuento con los dedos de las manos las veces en que le enfrenté y de una bofetada le arrojé su corona por el desagüe del pobre zoológico.
4 Comments:
y tuvieron q comprarle corona nueva?... o hay nuevo rey?
creis en los delfines?
Uhh que wena.. la ame too el rato..
Es el mismo león que envidia el puesto de su rival, la conciencia, en la otra oreja?
..Es que ese puesto es mucho más íntimo, y sin tanta parafernalia.
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