una tienda de erizos y almohadas
Sí, un poco de lo mismo para no hacer rutinaria el ritual descompuesto de los días ya pasados. O si escojo lo distinto para no caer nuevamente por la salida de emergencia. Al menos ya sé la respuesta de mi tutor o futuro redentor. Cada paso, cada insignia golpea la conciencia de los que quieren dormir cuando hay que soñar. Y si mejor no pido nada y me quedo conmigo, con mi no-sombra que me abandona y con la tranquilidad de haber sido el mejor yo que he podido ser.
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