un papalote que cae sin mirar
cuando eran tiempos de guerra, los niños eran el blanco perfecto para los volantines despechados del cielo. Esos volantines que -sin tocar el suelo- se atribuían un carácter divino fascistoide con aliento a comida de tres días atrás. Esos volantines oscuros y grises, que en su interior llevaban el terror en cuenta regresiva y una carcajada roja, estampada con alcohol. Esos niños y sus volantines, que contando de dos en dos lograban abrazarse al dolor. Lograban encontrar bajo los escombros el viento encerrado de un volantín de papel, cierto, manifiesto y pacificador. un
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lan
tín.
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tín.
2 Comments:
www.batalhadeestrelas.blogspot.com
hello from portugal
me ganaste!
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